
Muchos propietarios deciden alquilar su propiedad sin ayuda profesional, pensando que así se ahorran la comisión inmobiliaria. Pero lo que parece un ahorro, muchas veces termina en pérdida. De tiempo, de dinero y de tranquilidad.
Errar el precio es perder plata
Sin conocer bien el mercado, es fácil fijar un precio fuera de lugar: muy alto y nadie llama; muy bajo y perdés meses de renta acumulada. Y cada mes sin alquilar es plata que no entra.
Fotos pobres, publicaciones flojas
La mayoría de los propietarios no tiene fotos profesionales ni sabe cómo armar un aviso atractivo. Una mala primera impresión puede hacer que tu propiedad pase desapercibida en los portales más importantes.
Visitas en horarios imposibles
Muchos interesados no pueden ir en el horario que el dueño propone, y se pierden oportunidades. Además, sin experiencia filtrando, terminás mostrando la propiedad a quien no corresponde… una y otra vez.
Condiciones que te dejan expuesto
Aceptar garantías poco confiables, no tener un contrato bien redactado o desconocer tus derechos como arrendador puede meterte en problemas serios. Lo legal es clave, y no saber puede salir caro.
Si no tenés opciones, no podés elegir
Una propiedad mal presentada y mal promocionada no genera demanda. Y sin demanda, no hay posibilidad de elegir inquilinos con buen perfil. Terminás aceptando lo que hay, no lo que te conviene.
En resumen, alquilar por tu cuenta puede parecer más barato, pero el riesgo y la pérdida potencial son altos.
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