
No falla: limpiás los vidrios con toda la ilusión del mundo, los mirás de frente y parecen brillantes… pero apenas entra un rayito de sol, ¡zas! Aparecen rayas y manchas que te hacen sentir que perdiste la tarde entera. Tranquila, no sos vos: es la técnica. Hoy te paso los 5 trucos definitivos para que tus vidrios queden tan impecables que los pájaros corran riesgo de chocarse (¡pero no los queremos lastimar, ojo!).
1. Usá el dúo mágico: vinagre + agua 🧴
Olvidate de los productos carísimos. Mezclá partes iguales de agua y vinagre blanco en un rociador. Pulverizás sobre el vidrio y listo. El vinagre corta la grasa y deja un brillo natural que no se consigue con cualquier cosa.
2. Adiós papel de cocina, hola microfibra 🪣
El papel deja pelusitas y hace que frotes de más. Lo mejor es un paño de microfibra o, si querés ser pro, papel de diario arrugado (sí, como hacía la abuela). Secan rápido y no rayan.
3. El truco del sol 🌞
Nunca limpies vidrios bajo sol directo. El calor seca el producto demasiado rápido y deja esas marcas que tanto odiamos. Elegí la mañana o la tardecita, cuando el sol no pega de frente.
4. Movimiento en “S” 🌀
En lugar de frotar en círculos, pasá el paño en forma de “S” de arriba a abajo. Así no solo cubrís toda la superficie, sino que evitás rayas.
5. Terminá con detalle de bordes ✨
Los marcos y esquinas suelen acumular agua y mugre. Un hisopo o un cepillito de dientes viejo es ideal para dejarlos como nuevos.
Con estos cinco trucos, vas a tener vidrios tan claros que te vas a tentar de tocarlos solo para asegurarte de que todavía están ahí.
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